Es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que consiste en ingresar a las cavidades del sistema colector renal a través de la incisión de 1 cm en la piel del paciente, creando un trayecto bajo guía fluoroscópica y luego con la utilización de un nefroscopio (cámara) y con energía neumática o láser se procede a la fragmentación del cálculo.
Está indicado para tratar las piedras grandes de más de 2 cm. El promedio de hospitalización es de dos días en la clínica y en un tiempo no mayor de una semana estará realizando labores de su vida diaria. En la actualidad ya se evita realizar cortes o incisiones enormes que son factores de mayor porcentaje de complicaciones y de meses de alejamiento en sus labores.